En el día de Reyes, recordamos como tres personas, que no queda muy claro, si eran reyes, si eran magos o que eran; iban a adorar al niño en ese humilde pesebre. Esta no era la primera vista que recibía esa familia, pero si era algo diferente, parecía que descuadraba con el entorno en el que se estaban llevando a cabos todos los acontecimientos.

Si bien, el nacimiento de Jesús no fue como la mayoría del pueblo judío esperaba, para esta familia, pobre y humilde, que rara vez había conocido la riqueza, tenía muy asumido, que el Dios que venia no iba a ser un Dios de riquezas ni reinos, sino más bien, que Dios venía a compartir su verdadera, humilde y pobre condición humana. Pero entonces, que pintan estos tres reyes magos en ese pesebre, porque lo que no podemos negar es que eran gente importante, gente de esa que suele creer que no necesita de un Dios para conseguirlo todo, porque tiene bastantes capacidades de conseguir cosas. Allí estaban los tres, quizás ellos tampoco esperaban encontrar lo que encontraron, y de repente, como de la nada se encontraron, dos realidades tan diferentes, unos reyes perdidos y ricos que finalmente se encuentran con ese rey pobre, pero que tanto sentido a sus vidas daría desde ese momento, quizás no era el Rey que esperaban, aunque si era el que necesitaban.

De esa misma manera, aunque creamos que esta historia de los reyes es solo para niños, deberíamos considerarla creer en los reyes también nosotros, en un mundo en el que todo se puede conseguir con dinero, que lugar dejamos para encontrarnos con ese niño Dios. En un mundo en el que a veces estamos perdidos, como esos reyes, ente tantos problemas y preocupaciones y no podemos ver esa estrella.

Pero si algo nos enseña este día, es a fijarnos en los niños, en esa ilusión con la que esperan todo. Dan igual pandemias, crisis y cualquier tipo de problemas, a la hora de la verdad, con muy poco, sacan esa sonrisa, esa cara llena de ilusión, y siguen con su maravilloso mundo. Quizás seamos nosotros, los que tenemos que mirar un poco más a esos niños, tener un poco más de ilusión, buscar esa estrella como los reyes. Porque ya sabéis, que, si no sois como niños, no podréis entrar en el reino de los cielos.