Jesús, una vez más nos dice todo. Y cuando Jesús le dice eso a los apóstoles, que Él es el camino, la verdad y la vida, pues los apóstoles alucinan. Y luego Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre”, y Jesús le dice que Él es el Padre, que ha bajado al mundo para que nos salvemos y para llevarnos con Dios.

Jesús es el camino porque es el único modo que tenemos de llegar a Dios. La persona de Jesucristo es la forma que tenemos para acercarnos más a Dios.

Jesús es la verdad, y los apóstoles decían: ¿la verdad de qué? ¿cómo una persona puede ser la verdad? Y es que Jesús es el hijo de Dios, aunque ellos tampoco es que lo crean mucho. Jesús, con esto quiere decir que es la verdad, que es Dios, y Dios es la verdad absoluta. Esa verdad que nos dicta, y no nos impone pues somos libres de hacer lo que queramos, una forma de vida, una moral basada en el servicio. Y esto es lo que nos quiere enseñar Jesús a todos nosotros.

Luego dice que es la vida. Esto está más que claro, ya que, Jesús vence a la muerte con su resurrección. Jesús, es la vida, y Dios es la vida. El que nos ha creado, y el que nos ha dado la vida.

Si vamos a Dios por medio de Jesús, es porque Jesús es el camino, es la verdad absoluta y es la vida.

Es en estos momentos de incertidumbre que vivimos hoy en día: si logramos pasar de fase o no, si estamos pensando en un familiar o amigo que está debatiéndose por la vida en un hospital, etc. son los momentos en los que nos planteamos el significado de estas tres palabras: camino, verdad y vida. Pero lo cierto es que, son estos momentos en los que más podemos creer en estas palabras. Son los momentos en los que podemos ver mejor a Jesús y a Dios, en los que más nos podemos mirarnos en él, y cuando más nos damos cuenta de lo mucho que podemos hacer a nuestro alrededor y cambiar nuestro alrededor como verdaderos cristianos. Con amor y sirviendo. Son estos momentos en los que cobrar una mayor importancia.

Con ese amor y ese servicio hacia los demás, siempre siguiendo a Jesús, podremos llegar a Dios.