Recibid el Espíritu Santo…
Pentecostés, el nuevo comienzo, y otra vez, los apóstoles se encierran y necesitaban otro golpe de estos de realidad que Jesús les daba continuamente. Supongo que es en este punto cuando el plan redentor de Cristo concluía. Ya no bajaba a ellos en forma de hombre. Bajaba en algo tan permanente y contagioso como es el amor. Ese poder que él tuvo, que no era otro, sino el amor, se lo regalaba a esta Iglesia naciente con miedo, y ese amor se lo entrega en una forma muy especial, como lenguas de fuego, porque no hay nada que se contagie más que el fuego. No hay nada tan destructivo como el fuego. No existe arma alguna efectiva que no se base en el fuego para funcionar.
Pues bien, a los cristianos Dios nos perdonó, nos salvó, y ahora nos ofrece un arma para alistarnos en su ejército. Lo hace como siempre, rompiendo los esquemas. Nos entrega el arma del amor, para que, en un mundo egoísta, seamos pirómanos del amor. Quizá no aprendamos a hacer milagros fantásticos, ni a hablar lenguas extrañas, pero tenemos todo cuanto necesitamos. Tenemos el amor. Y no un amor cualquiera, el amor de Dios. Los cristianos somos la chispa que encenderá el fuego del amor de Dios, que tiene que consumir el mundo.

Fuente de la imagen: https://evangeliumgratiae.com/2021/05/23/pentecostes-es-hoy/