Como nos gusta juzgar… Porque claro, cuando juzgamos siempre estamos convencidos que tenemos razón.

¿Es ilícito pagar impuesto al César o no? Roma oprimía al pueblo judío, y lo oprimía de verdad. La ley de los judíos no es como la nuestra que es una ley civil. Era una ley religiosa. Luego, ¿cómo va a ser voluntad de Yahvé pagar impuestos al César? Bueno, dentro de que aquí Jesús les llama hipócritas al hacer Jesús esta pregunta porque contestase lo que contestase era para criticarlo. Si él decía que había que pagar impuestos al César, echarían a los judíos sobre su cabeza, porque eso no podía ser. Si dice que no hay que pagar impuestos echarían a los romanos sobre su cabeza, porque eso no podía ser. Otra cosa además es la intención que llevan al preguntarle esto a Jesús

Pero, nosotros en la vida, en el fondo, jugando con esta pregunta, ¿no somos así a veces? Estamos viviendo, ya muchos meses, esta pandemia dichosa. La de veces que habremos echado la culpa a unos o a otros. A unos porque no han hecho nada, mandando como mandan y sabiendo como saben. A otros porque están actuando mal sabiendo lo que saben y no comportándose de otro modo… Por ejemplo, cuando salen los temas de política, que si fachas, que si rojos, que si coletas. Jesús es muy sencillo cuando habla: “dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. En tus palabras, cuando juzgas, hablas comentas, ¿lo haces como un cristiano enamorado o lo haces de otro modo? Claro, luego tenemos respuesta para todo, porque claro, hay que dejar las cosas claras y hay cosas y cosas.

En el mundo sigue habiendo muchísima pobreza ¿verdad? En el mundo se sigue muriendo muchísima gente de hambre ¿verdad? Y no solo por el Covid. En el mundo sigue habiendo muchísima desigualdad. En el mundo sigue habiendo muchísima gente que todavía no ha oído hablar de Dios. Pues por eso celebramos el mundo. Ojalá no lo celebrásemos nunca, pero es como un recordatorio para nuestro corazón… ¡Eh! ¡Que tenemos que poner nuestro granito de arena un día al año!

Hay un montón de carteles en el presbiterio este año. Y el lema de este año es: “Aquí estoy, envíame”. Bueno, es un día de los 365 en el que todos podemos poner nuestro granito de arena, pero el resto del año es igual. Además, todos los años es igual, con una monja o un cura. Y en la puerta está lo del octubre misionero, donde sale una monja y un cura. Si es que, a lo largo del año todo esto es cosa de curas y monjas… ¿Estáis seguros? Si fuera verdad, mal íbamos. No, esto es cosa de los cristianos, porque es lo que Jesús quiere. Entonces, es para pensarlo. Ese lema de “Aquí estoy, envíame” no es una frase para aquella persona que sienta la llamada del Señor para ser cura o monja… No. Ojalá esa frase la dijéramos todos, como se lo dijo María, que ni era monja ni cura, cuando el ángel se le presentó para ser la madre de Dios. “Aquí estoy. Que se haga en mí según tu voluntad”.

¡Que somos cristianos! ¡Que se nos da muy bien ver los problemas que hay y juzgar! Pero el Señor lo que quiere es que actuemos y seamos como él quiere que seamos. Es verdad que este fin de semana nos centramos, como domingo mundial de las misiones, en este campo misionero, pero ojalá lo fuéramos todo el año. No tenemos que ir a sembrar la Palabra de Dios al Congo, pero a lo mejor lo podemos sembrar con el vecino de al lado, o con la persona que está haciendo la cola para la compra, o con la madre que está en el parque, o con quien te tomas una bebida en el bar, o incluso con quien te sientas al lado en misa. Si, la llamada es para todos somos misioneros. En estos carteles falta un hueco tanto a un lado como a otro… es el de cada uno de nosotros. Igual que en la foto aparece siempre la misma, el hueco está hecho a posta para recordarnos que cada uno de nosotros formamos parte también de esa llamada del Señor para ser misioneros en el mundo. Que no tengamos miedo de decirle al Señor: “Aquí estoy, envíame”.