He llamado así a esta pequeña reflexión que voy a hacer, ya que el tema que me apasiona que es la música, tiene mucho que ver con nuestra parroquia, nuestra familia, más de lo que pensamos.

Para empezar, hay que decir que dentro de lo molona que es nuestra familia, hay un pequeño espacio reservado para la música. Desde pequeño me he criado aquí, y siempre hay música de cualquier tipo sonando, en la eucaristía todo es cantado, en adoraciones también hay música, y en definitiva una parroquia en la que todo es tan alegre, es una parroquia muy viva y llena de ilusión por todos los jóvenes y mayores que la formamos.

La música nos saca sonrisas, tiene un poder inmenso, y si todo lo hacemos entorno a ella, todo es mucho mas ameno, y con ese poder que tiene, nos mantiene unidos.

Hay una frase que me encanta y la voy a aplicar a esto, y es que cantar es rezar dos veces, ¡cuánta razón!

Rezar, hablar con Jesús en silencio, está genial, pero, ¿por qué no hacerlo cantando? Sacando todas las fuerzas de dentro, hacerlo mucho más animados. Esto, como todo, se basa en el punto de vista de cada uno, totalmente respetabe, y el mío es que la música a veces puede resultar muy apasionante, y que mejor que poder hablar con Dios cantando o incluso, ¡bailando!

Y todo esto me lleva a las situaciones por las que todos hemos pasado alguna vez, de debilidad, de miedo, de no sentirnos a gusto con nuestra familia en la parroquia, de pereza… y de repente ir a misa un domingo, ponerte a cantar, empezar a sacarte una sonrisa y decirte a ti mismo: “¡Con lo divertido que es estar con Jesús y estar junto a tus amigos hablando, cantando, rezando y pasando el tiempo juntos…! Es tan guay…”

A lo que he querido llegar con todo esto, es que la música es muy poderosa, nos ayuda a pensar, a reconciliarnos con nosotros mismos y así con los demás, y nos hace ver las cosas mucho más fáciles y de otro color, color que puedes aportar a tu parroquia.

Así que cuando haya malos momentos, habla con Jesús, y si puedes y tienes ganas, canta, toca, baila, y hazlo con los tuyos, porque sentirás que todo lo malo que había, ya no está, solo quedan disfrute, alegría, y buenos momentos.

Sin duda, una de las claves que mantiene a nuestra parroquia en pie, es lo que disfrutamos cantando al Señor, y viviendo con el una vida llena de música y color.