Tras seguir el camino de Jesús y vivir una vida en la Fe, no tardamos mucho tiempo en ver que este nuestro camino siempre está sujeto a muchas dificultades, tensiones y conflictos.

Y fue eso mismo lo que tuvo que sentir el propio Jesús en medio de tanta gente que no lograba entender sus palabras y veían ingenuas sus ideas. Vivir dentro de una sociedad a contracorriente y buscando ayudar siempre a los más necesitados implicar cargar con todas las consecuencias. Por eso Jesús en uno de sus encuentros con los apóstoles les dice <Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas>, como advertencia a esas consecuencias, porque él sabe que ellos serán juzgados y castigados por su causa, por dar testimonio cuando él se haya marchado. Pero al mismo tiempo les da esperanzas, les dice que no se preocupen de lo que les vaya a pasar y dejen paso al espíritu santo dentro de ellos mismos.

Estas palabras pueden resultar difíciles de entender, sobre todo al pensar ser al mismo tiempo como una serpiente y una paloma, lo cual nos puede parecer muy contradictorio, pero para Jesús eran las palabras perfectas. El buscaba con estas palabras en sus discípulos y hoy en día en todos nosotros que seamos capaces de combinar la dureza de la serpiente para ser lo más fuertes en espíritu, pero al mismo tiempo ser tiernos como una paloma, para demostrar toda la ternura de nuestro corazón. Porque una persona débil de espíritu no se cuestiona lo que hace todo el mundo y sigue a las multitudes porque tiene miedo al cambio, mientras que, una persona de espíritu fuerte es todo lo contrario. Pero si a ese espíritu fuerte no lo sumas un corazón lleno de ternura se convierte en una persona gobernada por el egoísmo. Por eso hay que encontrar la combinación perfecta que nos muestra Jesús.

Todo esto nos resulta complicado e incluso nosotros mismos tenemos que ser capaces de aceptar todas las dificultades que puedan surgir de nuestra elección, porque lo que hizo Jesús y lo que hacemos todos los que seguimos su camino es cuestionar directamente el sistema social, ya que vivimos en un mundo roto por la injusticia y la violencia estructura y donde nuestra única aliada es la Fe para encarar día tras día las dificultades.

Desde el primer momento Jesús aseguró a sus apóstoles que no les dejaría solos y que sería la fuente de su fortaleza y resistencia, y es lo que a nosotros no nos deja de repetir, ya que, si somos capaces de abandonarnos en su confianza, el miedo comenzará a desaparecer para darle paso a nuestra Fe creciente.