Recibo un mensaje de mi madre a las doce y cincuenta de la mañana (quinta hora de clase) yo tenía francés a esa hora, y bueno el mensaje no decía nada raro: «papá y yo no estamos, tenéis que ir a comer donde los vecinos».

Pero ese mensaje me desesperó, fue un bombazo y a última hora de clase que tenía que aguantar para saber que había sucedido, tenía clase de inglés y no me pude concentrar mucho ya que ese mensaje me había desconcertado.

Por fin acaba el instituto e instantáneamente llamo a mi madre que me dice que no me preocupe que esté tranquilo que cuando esté con mi hermano me dirija al hospital.

Nada más decirme eso mi madre, se me llena la cabeza de pensamientos e interrogantes que nunca olvidaré, «¿qué habría sucedido?, «¿Tendrá algo que ver con mi padre?», «¿Serán mis abuelos?»…

Cuando llega mi hermano, me dirijo a toda velocidad a él y le digo que tenemos que ir al hospital que nuestra madre nos está esperando.

Tuve una sensación rara al ver a mi madre en la puerta del hospital entre alivio y agobio, una especie de amor-odio que sale en televisión.

-«Chicos no os preocupéis, papá se ha caído con el excavadora y está en observación, vamos a verlo»- nos dijo mi madre cuando nos vio.

-¿Pero qué?- es lo único que sale de mi boca

Ya en la sala de observación mi madre nos dirige a la sala en la que se encuentra mi padre al verlo tuve una sensación rarísima fue sobre todo una sensación se alivio al verlo que se podía mover.

Fue en ese momento en el que supe que Dios le echó una mano para que pudiera seguir viviendo.

Y hoy día 28 de enero me encuentro en la habitación 604 acompañando a mi padre que está progresando muy rápidamente.