Lo mismo vosotros, estad preparados…

En el Evangelio de hoy, Jesús nos anima a estar preparados. De la misma manera que esperan los sirvientes al novio, con su cintura ceñida y las lámparas encendidas. Durante todo el evangelio nos anima a estar preparados. Pero… ¿Preparados para qué?

Al leer el evangelio, la primera impresión que podría darnos es una idea apocalíptica, algo así como que no sabemos muy bien cuando va a ser nuestro final, y debemos estar preparados, pues imagina que te mueres, y no estas siendo un buen cristiano. Imagina que mañana se acaba el mundo, con una guerra, hambre, millones de personas siendo “malas”, y justo ahí morimos, y por coincidencias, vamos al infierno, porque ese final nos ha llegado en un mal momento.

Por eso Jesús, quiere que estemos preparados, para evitar que nos pille el toro, que no nos dejemos asuntos de última hora, y nos dejemos algo sin hacer.

Obviamente, nada de esto es así. La fe de los cristianos, no se trata de esto. Muchas veces, los cristianos pensamos que el único fin de ser cristiano, es ir al cielo. Resumimos la vida del cristiano, a un programa de puntos,  si consigues muchos puntos vas al cielo, pero claro, ten cuidado, a ver si vas a tener pocos puntos, y no vas a poder ir al cielo. Para conseguir los puntos, es muy fácil, haces un mandamiento, un punto; cumples una norma de la Iglesia, otro punto; defiendes tu fe del enemigo, otro punto. Pero es que, Jesús no es la tarjeta de puntos del Alampo. Ni siquiera es más amigo de los que hacemos todas esas cosas.

¿Entonces que quiere Jesús? Pues Él, solo nos propone un modelo de vida, donde ser felices, pero con tanta norma, ¿Cómo vamos a ser felices?

¿Quién no ha sido alguna vez feliz haciendo feliz a otro? ¿Quién no ha sido feliz alguna vez, con esa satisfacción de darse por otros? Y en todos estos momentos reside una cosa, el AMOR, no siempre se puede demostrar igual, no siempre puede haber unas normas claras que nos expliquen como va el amor, este se siente, cada uno dentro de nosotros lo siente de una forma. Y lo da de una forma. Esos son los únicos puntos para poder estar al lado de Dios, el amor al prójimo, solo siendo felices podemos estar a su lado.

Por eso Jesús nos avisa que el amor no es algo que haya que ir dejando, que más valdría que nos diéramos a los demás, como si fuéremos a morir mañana, no por esperar nada a cambio, sino porque es donde reside la verdadera felicidad.

Fuente de la imagen: https://iglesiatijuana.org/web/estad-en-vela-porque-no-sabeis-que-dia-vendra-vuestro-senor/