Libertad…

Día 35 de confinamiento. En este sábado en el que celebramos ya misa del segundo Domingo de Pascua, o de la Divina Misericordia.

Hoy me preguntaba yo, ¿qué es la libertad? Mundanamente hablando, sería hacer lo que uno quiera, cuando quiera, donde quiera, como quiera. Pero, entonces, en la situación actual, no seríamos libres. Confinados, sujetos a especie de arresto domiciliario, aunque no sea así, y con excepciones claro. Pero libertad, libertad…

Claro, que, es más, si la libertad fuera eso, una persona sujeta a una silla de ruedas o un anciano anclado en una residencia para ellos, o incluso un enfermo al que ha alcanzado el dichoso virus actual y se encuentra solo en una habitación de hospital, tampoco podrían ser libres.

Y al final, si pensamos en el banquero que no puede faltar nunca a su puesto, incluso en este tiempo, para no perder su empleo, o simplemente, ese negrito que cruza, arriesgando su vida, el Estrecho, intentando alcanzar nuestro país para luego aquí rebuscar en la basura para poder comer. O… Si es que, así nadie puede ser libre.

Pero quizás, la libertad sea algo más por encima de hacer lo que se quiera sin restricciones, una de las palabras que más se está escuchando en este tiempo. Quizás sí, no sea tampoco la ausencia de opresión sin más. Ni siquiera la ausencia de un mero confinamiento. Quizás tampoco sea no estar sujeto a las leyes artificiales de cada gobierno. Ni siquiera no estar sujetos tanto a las leyes físicas y naturales.

De hecho, obedecemos leyes. Estamos adscritos, queramos o no, a las leyes de la naturaleza. Estamos imbuidos en nuestras situaciones particulares, dependemos, queramos o no, los unos de los otros.

Entonces, ¿Qué es la libertad? ¿Una palabra bonita, pero en el fondo un sueño efímero? Entonces he recordado la raíz de la palabra libertad, pero no en nuestro idioma, sino como palabra inglesa: freedom, porque su raíz indoeuropea es amor. Entonces ya me he sentido tranquilo. La libertad es esto. Porque ahí es donde se encuentra la clave de la verdadera libertad

La gente quiere libre porque quiere ser feliz. Nos apoyamos en la fe porque queremos encontrar ese resquicio de felicidad. Se juega a la lotería pretendiendo ser mas felices. Queremos que la situación actual acabe porque queremos recuperar nuestra libertad y felicidad.

Quizás, y solo quizás, lo único que realmente romperá siempre las ataduras de nuestro corazón, estemos en la situación en la que estemos, quizás sea el amor. Amar, decir sí al otro, darse y sin medida.

Ojala descubramos en el interior de nuestros corazones, en este pausado tiempo en el que nos encontramos, al raíz de nuestra verdadera felicidad y libertad, el amor.