PRIMERA PALABRA:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”

Después de todo lo que le han hecho, de las burlas, de los golpes …; él va y los perdona.

Que difícil nos lo pone diciendo que sigamos su ejemplo.

Me duele mucho verle ahí en la cruz, con clavos en sus manos y en sus pies, ver como corre su sangre, mezclado con el sudor, ver las costras de las heridas de sus caídas y de los latigazos. Pero también me duele ver como los perdona, me da rabia, angustia. Una de las razones, es porque ellos no lo entienden y les hace aún más gracia y provoca aún más burlas; la otra, es porque yo no sería capaz de hacerlo.

Lo que pasa es que después de todo lo que dijo y de las muchas cosas que no entiendo, esto que está haciendo, es de lo poco que si llego a entender. Su misericordia es tan grande. Su amor es tan incondicional que sufrió todo eso por todos nosotros, incluidos ellos. Como no los iba a perdonar. Es todo amor. Más que perdonar, es amar.

Yo quiero aprender eso de él. Quiero poder ser capaz de perdonar a los que más daño me hacen, bueno no solo perdonar, si no llegar a amarlos.