Ha pasado un año. ¿Quién nos lo iba a decir? Un año ya. Parece que fue ayer cuando, todos en casa, comenzábamos la Semana Santa. 12 meses después volvemos a celebrar el Domingo de Ramos. Y, ¡qué poco ha cambiado todo en nuestra vida! Por no decir nada…

¿Que ahora podemos salir a la calle? ¿Que se permiten pequeños grupos? ¿Que han empezado a inyectar las primeras vacunas?…

Ay, no me refiero a la pandemia. El virus va a ser vencido. En unos meses es más que probable que para muchos se convierta en un mal sueño (aunque, eso sí, las heridas abiertas en mucha gente tardarán en cicatrizar, si es que lo consiguen).

Pero yo me refiero a nuestro compromiso en la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor. Si, ha pasado un año desde la última Semana Santa, y seguimos viviendo muchos cristianos como meros espectadores.

¿Vamos a seguir haciéndolo?

“¿Eres tú el rey de los judíos?” Le preguntó Pilato.

Ellos gritaban y gritaban: “¡Crucifícalo!”

Le pusieron una corona de espinas.

Se repartieron sus ropas.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Y aquel centurión exclamó: “Realmente este era el Hijo de Dios”.

¡Ojalá esta Semana Santa nos adentremos en la mayor muestra de amor jamás vivida!