<El que tenga oídos para oír que oiga> dijo Jesús en la parábola del sembrador, que
le contó a la gente del pueblo. La parábola del sembrador habla de un hombre que al
sembrar, sus semillas quedaron esparcidas en distintos tipos de terreno, una parte
cayó en el camino y los pájaros se la comieron, otra de las partes cayó en un terreno
con piedras y no puedo nacer por que no tenía humedad, otra de ellas cayó entre
abrojos, los cuales, al final, ahogaron las semillas y por último una de las partes cayó
en tierra buena, y esta logró crecer, hasta un ciento por uno. Podemos extrapolar
esta historia a nuestras vidas, cuando escuchamos en misa la palabra de Dios, o
incluso cuando alguien nos habla de Él, tenemos muchas opciones para
interpretarlo, igual que las semillas. Por eso Jesús dijo esa frase con la que
empezábamos, el que tenga oídos para oír que oiga, lo que podemos interpretar
como, el que se sienta identificado con alguna de las semillas, es por que asi es
como actúa ante la palabra de Dios. ¿Porque no intentamos todos ser tierra buena,
para que las palabras siembren en nosotros al igual que las semillas y podamos dar
hasta un ciento por uno?