¿Por qué yo he tenido que sufrir esta situación? ¿Qué he hecho mal? ¿Por qué siempre me toca a mí? Si de verdad existe Dios, ¿Cómo ha dejado que me pase esto?

Estas son algunas de las muchas preguntas que se nos pasan por la cabeza cuando nos surgen desgracias o complicaciones. Si algo tiene de parecido la vida en las personas que la viven es que en cualquiera que mires siempre vas a ver como tiene sus “malas rachas”, problemas familiares, físicos, mentales, enfermedades… Estas dificultades no son castigos, ni mucho menos “condenas de Dios”, son piedras (unas más grandes, otras más pequeñas, pero todas importantes) que aparecen y en las que Dios te acompaña y te guía para que así te sepas levantar y sobrellevar el camino. Todo esto escrito parece muy fácil y queda bonito, pero os aseguro que es complicado. Para explicarlo os voy a contar una experiencia personal en la que seguro que me entenderéis mejor:

La noche en la que ingresé en el hospital fue el momento más duro y difícil de asimilar ya que que te ciegas en el problema y eso te lleva a no ver ninguna salida, fruto de tu agobio y desesperación. En ese momento te sientes vacío y sin fuerzas y es cuando necesitas el amor y la compañía de tus seres queridos.

Al día siguiente me operaban por la tarde, y recuerdo que no dejaba de mirar la hora del móvil queriendo, por una vez, que todo pasase muy rápido. A la hora de desplazarme desde mi habitación al quirófano, estaba tan nerviosa que no dejaba de rezar. Nunca olvidaré cuando llegué a la sala y de repente me sentí aliviada, noté que algo dentro de mí estaba seguro que todo iba a salir bien: tenía fe. Gracias a Dios, todo salió a la perfección y pude descansar.

Lo más importante a la hora de sobrellevar el problema es saber cómo lo quieres vivir, y tengo claro que vivirlo desde la fe es un acierto. Me estoy acercando más a Dios y esto hace “ver con otros ojos la enfermedad”. No os frustréis si algún día estáis tristes y no os sentís cercanos a Dios, porque es humano, a todos nos pasa, pero sabemos que Dios siempre nos acompaña y nos perdona.

Gracias a esta piedra te das cuenta de lo importante que es el darse a los demás, de los pequeños detalles que se hacen pensando en el prójimo: la compañía, el amor, el cariño…

Por esto, quería dar gracias a todas las personas que me han mostrado su apoyo y se han preocupado por mí; me han hecho sentir muy querida. 

Para terminar y nunca olvidar, lo mejor que puedes hacer es en Él confiar.