Señor, cómo poder explicar con palabras ¿qué es la parroquia para mí? ¿Cómo influye en mi vida? Sí, una piedra viva de tu familia me ha pedido que si podía contestar a estas cuestiones. Mas, cómo hacerlo sin ponerme en tu presencia para abrirme.

Porque es muy fácil caer en decir lo que agrade a los oídos o a quien lo lea.

Es cierto que la parroquia es una familia sobre todo en ciertos momentos relacionados con tu vida, como es la familia de Belén, la familia del Viacrucis… Pero, Tú sabes que no todo es así, que como tus discípulos cuando vivían contigo no te entendían, abrían sus mentes pero sus corazones, sus “que nosotros estemos” sigue habitando entre nosotros.

Queremos serte fieles, amar a todos, pero nuestras aristas permanecen en nuestras vidas, nuestra falta de humildad, nuestra falta de mansedumbre nos frenan en nuestra entrega.

¿Por qué hablo en plural? Alguien que lo lea podría estar haciéndose esta pregunta, es verdad que debería utilizar el singular para ver mi viga que entorpece el caminar de esta familia; que la pregunta parece personal, que los demás no son así, que… Mil y una respuestas más se podrían añadir, aunque si nos consideramos tu familia, Señor, siempre nos tiendes tu mano y tu amor cuando nos reconocemos enfermos y acudimos a Ti buscando quedar limpios como ocurría con los enfermos que se acercaban a Ti sabiendo que estaba prohibido por la ley pero no por tu amor. Y cuántas veces me alejo yo de ellos por no saber reconocerte en esas personas que tal vez soy yo la que considero que están enfermas; cuántas veces suelto la piedra o el filo de mi lengua tras oír tu voz que me dice: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Cuántas veces, como Pedro, te he negado por miedo, he presumido ante los demás en primer lugar para, más tarde, darte la espalda con mis obras. Pero sabes bien que intento siempre volver a Ti para pedirte perdón, para decirte que “sabes bien que te amo…”

Otros ejemplos podría decirte, Señor, pero sabes que sin el apoyo de mi familia, la parroquia, muchas veces podría encontrarme sola en medio de un desierto que parece no tener fin, que siempre hay alguien que, desde el anonimato, ofrece tu amor para encender una luz en la oscuridad; que tras todas las piedras vivas estás Tú, o mejor dicho, dentro de ellas estás para enseñarme que todas juntas, unidas a Ti, formamos tu familia, Tú como cabeza y pobres de nosotros como tu cuerpo.

Aunque sabiendo que sólo hay un medio para aprender qué es ser parroquia:

AMAR,

¿Como nosotros amamos? NO, como TÚ sólo sabes amar hasta dar tu vida por nosotros primero en un humilde pesebre, luego en una vida “desconocida”, más tarde sin pensar en Ti haciendo el bien por tu caminar en esta vida hasta, por último, enseñarnos el mayor AMOR al que podemos aspirar.

DAR AMOR HASTA ENTREGAR TU VIDA POR NOSOTROS,  y qué narices, PERDONANDO.